Tiempos difíciles para los ciudadanos
Para aquellos que no lo saben, el gobierno ecuatoriano publicita constantemente una campaña que repite la frase “son tiempos difíciles para la delincuencia”.
Así promociona su política de seguridad ciudadana en la que, por cierto, no le ha ido tan bien. Sin embargo, los que realmente viven tiempos difíciles con la revolución ciudadana son los ecuatorianos.
Los de a pie, los profesionales, los que clase media. No los muy ricos, sino aquellos que se encuentran del medio para abajo.
Cada día son ellos los que sufren los altos impuestos, las desorbitantes multas, los excesivos permisos y la imposibilidad de comprar cosas baratas de calidad. Son ellos los que no pueden conseguir empleos que les permitan solventar económicamente sus hogares.
Son ellos los que tienen 2 o 3 trabajos o que se han dedicado a emprender algo pequeño por su propia cuenta. Y son la mayoría. Desde el taxista que le lleva a su casa hasta el médico que le cura la tos. Y le cuento otra cosa: ellos no pueden quejarse ante el poder. Ya sea porque no tienen panas ahí o porque, simplemente, tienen que trabajar y no tienen tiempo para protestar.
Ahora, con la absurda, ilegítima e inconstitucional resolución del IESS les van a confiscar dólares que bien podrían gastarlos en su familia o en cualquier otra cosa (al fin y al cabo se ganaron esa plata). Van a estar obligados a afiliarse a un seguro estatal que funciona mal y que ni les interesa. ¡Tendrán que entregarle el 20% de sus ingresos!
Esa resolución es infame y tiene que ser revocada. O, en último caso, desobedecida por los millones de ecuatorianos que se verán afectados. Espero que el gobierno recule. Ahora mismo no le conviene la ira de tanto ecuatoriano.
Además de olvidar el gran daño que causarán a los ciudadanos, los ideólogos de la resolución también menospreciaron sus efectos en el corto plazo. Se olvidaron del gran recurso que tiene todo individuo: el mercado. El mismo que, cuando las condiciones se ponen asfixiantes, se transforma en “mercado negro” o informal. Lo que harán los afectados será vivir en el mercado negro para evitar la confiscación. Evitarán las facturas y recurrirán al dinero en efectivo. Sólo los grandes podrán trasladar ese costo al precio final, no los pequeños. Actuará como válvula de escape y combatirá, una vez más, los abusos del poder desbordado.
©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (martes 11 de marzo de 2014)