Esteban Torres Cobo

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¿Dónde está el oro?

Resulta preocupante la inesperada noticia de que el Banco Central del Ecuador (BCE) haya invertido las reservas de oro de los ecuatorianos en papeles financieros. 

466 mil onzas han sido negociadas en instrumentos gestionados por el banco Goldman Sachs (GS).  ¡Sí! Nada más y nada menos que por un banco al borde de la quiebra en el 2008 que respira hoy gracias a los dólares que le inyectó el gobierno de Estados Unidos.

Que cambiemos nuestro oro por papeles desconocidos (el BCE no los ha especificado, ni lo hará) es sumamente riesgoso. Además, la utilidad esperada por dichas transacciones (entre 16 y 20 millones en 3 años) es insultante. Las onzas negociadas valen alrededor de 602 millones de dólares y hacerlas producir al 3.3% es una vergüenza para cualquier inversionista que se precie de no ser mediocre. ¿Acaso el interés es monetizar el oro y tener un flujo inmediato de dinero? Porque eso, para cualquier ciudadano de a pie significa una cosa: falta de liquidez. Y sería el corolario de un mal síntoma que se propaga lentamente entre los ecuatorianos luego de la decisión de emitir dinero electrónico (cuando no emitimos dinero por la dolarización ), de pagar a contratistas con bonos y de aceptar préstamos de organismos internacionales, antes rabiosamente vilipendiados.

Hasta a mí, que soy capitalista convencido, la misteriosa transacción me suena fea. ¡Imagínense cómo me retumbaría la conciencia si fuera un distinguido revolucionario! Por un lado debería adornar mi conversación diaria con muletillas como el “ahora sí, ¡el ser humano sobre el capital!”, “el injusto orden económico”, “el capitalismo de los países hegemónicos” y, por otro, me tocaría callar los negocios hechos con sospechosos bancos norteamericanos. No lo aguantaría, en serio.

El oro que pertenece a los ecuatorianos (no al BCE o al gobierno) no debe ser arriesgado y, menos aún, puesto en manos de bancos como GS que sobreviven gracias a sus acuerdos con el gobierno y con la Reserva Federal de los Estados Unidos. Aunque claro, no hay que sorprenderse mucho, la Venezuela chavista ya buscó a GS para monetizar sus reservas de oro. Allá Maduro necesitaba dólares para comprar papel higiénico. 


© Artículo publicado en el Diario El Heraldo (martes 3 de junio del 2014)