El bloqueo que despierta
¿Tendrá algún efecto práctico el sucesivo bloqueo gubernamental a las iniciativas de la oposición?
Luego de ser testigos de lo que ha hecho el CNE con los pedidos de PSP y Compromiso Ecuador y de cómo han actuado la Corte Constitucional y la Asamblea Nacional con las enmiendas constitucionales ¿todavía quedan dudas de que lo que rige aquí es la ley del más fuerte y nada más?
Ahora imaginen el escenario electoral del 2017, con el gobierno caminando por la resbalosa grieta que significa la posible pérdida del poder (que lo tendrán, para ese entonces, diez años) ¿se comportará ahí sí, como un noble, abierto y sincero competidor?
¡Suéñenlo, porque no sucederá! Actuará, precisamente, como un andinista en riesgo de muerte. Clavará todas las piquetas, los crampones y se liberará de todos los pesos innecesarios si ya cayó en el abismo pero todavía se sostiene por una cuerda fijada en las alturas de la grieta. Peor aún, si tiene compañeros de aventura que lo acompañan debajo de la misma cuerda y que ejercen un peso peligroso y comprometen su supervivencia, la cortará sin contemplaciones.
Solo entonces, cuando entendamos que para ellos el abandono y recambio del poder central no es una opción (lo han demostrado al cambiar la constitución que ellos mismos parieron e idearon) y que, con ese afán, incluso son capaces de olvidar a dos terceras partes de ecuatorianos que desean ser consultados por la reelección indefinida, los sucesivos bloqueos tendrán efectos prácticos en la política que haga de oposición.
Y un efecto práctico que tiene un nombre: unión. Pero una que reconozca el mérito de la coherencia de aquellos que se opusieron desde el 2006 al proyecto total y que perdone (pero no olvide) las acciones de los pecadores reconvertidos.
Allí deberán confluir los auténticos opositores y los “arrepentidos” que pasaron gustosos por el poder que hoy aborrecen. Los que lucharon desde el principio porque identificaron lo que se venía y los, en teoría ingenuos, que se sienten traicionados por la revolución que una vez defendieron como orcos fanáticos.
© Artículo publicado en el Diario El Heraldo (martes 2 de diciembre del 2014)