¿Confiscación de herencias?
Sorprende el último anuncio presidencial sobre lo que será el futuro impuesto a las herencias, legados y donaciones en el Ecuador.
No porque sea nuevo (con tantos nuevos impuestos ya hemos perdido la capacidad de asombro) sino porque envía un mensaje negativo y peligroso en momentos delicados de nuestra economía.
Hay una cifra contundente que resalta cuando se ve la tabla de cálculo: 77,5%. Sí, ya hemos llegado en el país a un impuesto que se llevará, para el Estado, el 77,5% de la riqueza de algún ecuatoriano. Algo insólito, entiendo, desde que empezó nuestra vida republicana en 1830.
Y muchos dirán , con toda razón, que ese monto no les tocará pagar nunca y que no importa porque solo lo pagarán los megaricos, los que reciban algo superior a los USD 849.000.
Que ellos estarán en el rango del 2,5%, del 7,5% o, a lo mucho, en el del 17,5%. ¡Pero se olvidan que en nuestra legislación ya estarán plasmados impuestos del 32,5%, del 52,5% y del 77,5%! Y eso es peligroso. Más aún de un impuesto que, por lógica económica, nunca debió existir.
Mises |
Ludwig von Mises, el gran economista de la Escuela Austríaca de Economía, dijo que el sistema discriminatorio de tributación, universalmente aceptado bajo el engañoso nombre de impuestos progresivos al ingreso y a la herencia, no es un modo de tributación sino, por el contrario, un modo disfrazado de expropiación.
Reisman |
Otro gran economista de la misma escuela, George Reisman, fue más allá y explicó, con su propia historia, cómo a él que es un profesor universitario sin grandes recursos, le beneficia que la riqueza de los que más ricos y de cualquier otra persona con algo de dinero –heredada o ganada desde cero– se quede en esas manos y no pase al Estado en forma de impuestos.
Él, como alguien que gana un módico salario mensual dictando clases, compra productos y vende su trabajo.
La oferta de productos que compra y la demanda por su trabajo como profesor depende del monto de capital que se haya invertido en la sociedad donde vive.
Mientras más capital haya invertido, más bienes serán producidos y a mejor precio (él ganará). Al mismo tiempo, mayor será la demanda por sus servicios y podrá obtener un mejor sueldo (también ganará).
Eso significa—en sus palabras—que un impuesto a la herencia le perjudica porque hace que desaparezca en gasto estatal dinero que bien podría usarse para hacer inversiones de capital en su propio y cercano entorno.
Les pregunto, además ¿qué mensaje se manda a la inversión privada? ¿Quién puede encontrar atractivo al Ecuador para generar riqueza cuando, entre otros impuesto, hay uno que grita 77,5%?
©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 31 de mayo de 2015)