El fantasma más temido de todos
En tiempos de Halloween -esa fecha que tanto detestan las abuelitas ecuatorianas- un nuevo fantasma visita nuestro querido país tropical.
No se trata de uno amigable como Casper o de uno aleccionador y navideño como el del avaro Scrooge, sino de uno muy peligroso, popular entre los ecuatorianos y temido por los políticos: el fantasma de los subsidios.
Los subsidios a la gasolina y al gas son un tabú en el Ecuador. Hasta en la conversación más simplona de política no falta el sabio que, con solemne desparpajo, repite la frase que escuchó desde que era pequeño: "El presidente que quite los subsidios se cae".
La decimos con un cierto alivio (a todos nos gusta pagar menos por un galón de gasolina) y esperamos que no haya ingenuo al que se lo ocurra quitarlos.
¿Pero que pasará cuando necesariamente haya que eliminarlos -si es que no debimos hacerlo ya hace bastante tiempo?
La economía ecuatoriana camina débil por el filo de un barranco y los subsidios a los derivados de los combustibles siguen drenando copiosamente el presupuesto anual, distorsionando la economía y fomentando el contrabando con países vecinos.
Hace pocos días, y entre un revanchismo innecesario y exagerado contra los sectores productores, se dio el primer paso y se decretó la eliminación de dicho subsidio a los sectores comerciales e industriales. Ese un paso, por supuesto, pero, ¿y lo fuerte?
"Pausa energética" en la Secretaría del Buen Vivir. |
Claro que aquí también tenemos que aclarar: esto es una política que se podrá aceptar si hay concesiones del lado estatal.
Me refiero a una eliminación de subsidios acompañada de algún recorte de puntos en el impuesto a la renta o alguna otra obligación con el Estado que suponga desembolso de dinero ciudadano.
O, por lo menos, de una muestra de respeto a los ecuatorianos que pase por la supresión de entidades como la vergonzosa Secretaría del Buen Vivir o de los cientos y cientos de asesores que se agrupan en cada dependencia de la Función Ejecutiva.
Si hay que ajustarse el cinturón, que se lo ajusten todos, incluido el gobierno.
Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 18 de octubre del 2015)