Lecciones de Saviano
Confieso que me sorprendí cuando vi a Roberto Saviano sin guardaespaldas a su alrededor. Probablemente pasaban desapercibidos pero, cuando uno conoce al periodista al que todas las mafias quieren eliminar, espera verlo resguardado hasta los dientes.
Desde que descubrió los negocios de la Camorra el 2006 con su novela “Gomorra” se convirtió en un nómada que hoy, luego de diez años, no ha abandonado su cruzada contra el crimen organizado. Dijo mucho en la charla que hace pocos días dio en Londres pero he decidido resumir sus ideas en tuits por el limitado espacio de esta columna.
-La nación más corrupta del mundo, en términos cuantitativos, es el Reino Unido. No por su gobierno, su policía o sus jueces, sino por su opaco sistema que permite a las mafias de todo el mundo blanquear dinero sucio a través de sociedades off-shore.
-Los Panama Papers revelaron sólo una porción de la historia. Los verdaderos lugares donde los criminales operan financieramente son Liechtenstein, Luxemburgo, Mónaco, Andorra, San Marino y, ahora, Venezuela.
-Panamá y Suiza generalmente compiten por la protección de patrimonios y, aunque también son el destino de capitales mal habidos, el problema real está en otro lado.
-El mundo tiene que emular lo que hicieron Uruguay y Colorado si quiere parar la violencia y el poder de los criminales. La legalización de la droga es lo único que rompe la clandestinidad del crimen.
-La prohibición alimenta redes sofisticadas de crimen y violencia. La mejor coca sale de Bolivia, pasa por Brasil, llega a Liberia y a Guinea Ecuatorial y luego penetra Europa.
-El terrorismo radical y religioso sólo es una fachada. Los talibanes controlan el 90% del mercado mundial de la heroína. ISIS controla casi todo el mercado de las metanfetaminas.
-La única razón por la que las FARC quieren la paz es porque perdieron terreno frente a los carteles mejicanos. Quieren visibilizarse para combatir a los carteles con más poder pero sin abandonar su negocio desde hace 50 años: el tráfico de droga.
cc) Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 29 de mayo del 2016)