¡Desburocratizar ya!

Una vez un buen amigo me dijo algo que es muy cierto: en el Ecuador al Estado no le basta con inventarse una cantidad de trámites burocráticos que nos complican la vida sino que, además, se da modos de complicar el modo en que tenemos que pagarlos. En nuestro país esto es una odisea.

Pensaríamos que es un poco cómico que existan tantas ventanillas, tantos formularios, tantos permisos innecesarios y que un ciudadano tenga que correr con papeles por toda la ciudad. Pero no, es algo trágico y absolutamente ineficiente. La gente pierde tiempo que podría utilizar en algo más. Es incomprensible que se pongan tantos obstáculos para montar un pequeño negocio o incluso para trabajar. ¿Quién se inventa tanta tontería? Parecería que cada institución pública necesita inventarse un permiso para justificar su existencia.

Me refiero a esto porque en la última cadena sabatina el Presidente tuvo momentos en los que sonaba como el más ferviente de todos los libertarios. Si, de esos especímenes a los que no nos gusta que el Estado se meta en todo y nos asfixie diariamente. Este curioso episodio se dio cuando habló sobre la constitución de empresas en el Ecuador, un verdadero viacrucis para todo pequeño empresario. Resulta que un ranking mundial que mide los obstáculos para crear una empresa, el Ecuador está entre los más vaguitos: 169 entre 174 países. Es decir, está muy mal. Su preocupación, que ha sido acompañada ya con el proyecto de Ley para el Fortalecimiento y Optimización del Sector Societario y Bursátil que se trata en la Asamblea Nacional, responde a la pérdida de competitividad que genera tanto trámite burocrático. En efecto, en los artículos 97 y 103 del proyecto se habla sobre la posibilidad de constituir una empresa por vía electrónica y se encuentran algunas innovaciones interesantes. Sin embargo, el contenido de todo el proyecto no genera las expectativas que un mercado dinámico requiere y, además, el texto tiene el mismo ADN que los proyectos que han nacido de la iniciativa presidencial: más control estatal. Las pequeñas betas liberales se ven empañadas por un dirigismo estatal que se mantiene intacto.

Más que preguntarnos que ha motivado al Presidente a preocuparse de tanto trámite burocrático en el país, que podría responder a la búsqueda de mayor eficiencia y competencia con países como Chile, Perú o Colombia, es necesario que nos preguntemos si deberían o no existir tantos obstáculos para los ciudadanos. ¿Tienen razón de ser, por ejemplo, los permisos de bomberos al instalar un local comercial o la patente municipal? Encontraremos que muchos de ellos si tienen razón de ser, y que incluso podrían ser mejor prestados por el sector privado como en la Filadelfia de Benjamín Franklin, y que claro, algunos como la patente municipal no son más que un atraco institucionalizado a las personas por parte de los municipios. Aquellos que son aceptables en la constitución y funcionamiento de los negocios deberían estar desconcentrados.  


©Artículo publicado en Diario El Heraldo (27-08-2013)
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