Caída y limpia
Muchas críticas levantó la aprobación, por parte de la
Asamblea Nacional, de la “Ley para la Reparación de las Víctimas y la
Judicialización de Graves Violaciones de Derechos Humanos y Delitos de Lesa Humanidad Ocurridos en el Ecuador entre el 4 de Octubre de 1983 y el 31 de
diciembre de 2008”.
Sí,
con ese larguísimo título se aprobó un proyecto que, escudándose en el legítimo
sufrimiento de varias víctimas de Estado que buscan reparaciones, perdona también
a criminales ecuatorianos que robaron, secuestraron y mataron a inocentes. Y que
no sólo les perdona sino que inclusive les permite, en un futuro, obtener
indemnizaciones por parte del Estado. “Caída y limpia”, dirían en el 40.
Mi indignación no es aislada. Varios sectores del país, inclusive de
izquierda, han cuestionado esta movida legislativa. No sólo por las
incongruencias jurídicas que contiene sino por el carácter absolutamente
político que se le ha dado. Se la ha enfocado como una vendetta contra la
derecha ecuatoriana cuando las violaciones de los derechos humanos vienen de
todos los lados. De gobiernos de izquierda y de gobiernos de derecha. Y, para
colocar la guinda al pastel, la misma Asamblea Nacional ha homenajeado de
manera póstuma al cabecilla de la violencia armada. Eso sí ha levantado críticas
de todo lado, hasta de los más desentendidos de la política nacional. Fue un
acto verdaderamente vergonzoso para un órgano legislativo. En países que
aprobaron leyes similares como Chile, esos cuerpos legales tenían, por lo
menos, una finalidad de reconciliación nacional. Aquí no.
Lo verdaderamente incomprensible es que aquellos que alguna vez se
sintieron con el “derecho” de matar, de secuestrar y de robar a otros tengan la
cara de reclamar algo. Sin sentir ninguna culpa y sin pedir perdón a los
inocentes que sufrieron por sus acciones. Según ésta ley, todos sus
antecedentes judiciales, policiales y militares podrán ser suprimidos. Una ley
así debería proponer reparaciones para quienes verdaderamente fueron víctimas
de criminales y no pretender olvidarlos.
Lo curioso es que desde Francia (donde se encuentra por su gira
internacional), el Presidente de la República ha objetado parcialmente el
proyecto de ley. Lo que suspende, momentáneamente, su entrada en vigencia. De
lo que observa en la objeción presidencial, al parecer existe cierto recelo en
el tema de las indemnizaciones, sus montos y en el ente que las determinará. ¿Será
que detectó los probables “festines” que se venían?
©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (mar 5 de noviembre de 2013)