Esteban Torres Cobo

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El otro Obama

E s curioso, pero cuando votamos por alguien rara vez indagamos exhaustivamente su pasado, su historia y su entorno familiar. 

Nos fijamos más en sus ideas, en su discurso y hasta en otras cualidades como el físico y la sonrisa. El voto rara vez es racional sino que más bien es emocional. 

Eso hace que muchos candidatos sean elegidos en momentos precisos sin que sus votantes sepan realmente quienes son, sin saber lo que realmente defienden y sin conocer las agendas propias que los guían en cada decisión. Ahí vienen las sorpresas.

El documental del periodista conservador indú-estadounidense Dinesh D´Souza titulado “2016: La América de Obama” es la disección de un político que llegó al puesto más codiciado de la política mundial, sin que alguien sepa realmente quién era y qué defendía.

Barack Hussein Obama, el senador negro que derrotó a todos el 2008 y maravilló al mundo con su propuesta de cambio, tiene antecedentes tan ambiguos que, si se hubieran conocido en campaña, probablemente no le hubieran permitido ganar las elecciones. Antecedentes que también nos ayudan a explicar sus ideas sobre armamento nuclear, guerras, estatismo y gasto público. 

En lo personal, me parece que también explica su inacción frente a la amenaza más preocupante que enfrenta el mundo actualmente: el Estado Islámico.

Obama tuvo un entorno familiar único. Su padre, un intelectual keniata que estudió en Harvard, de izquierda y antiestadounidense, no fue su único mentor y gran motor de vida. Cuando vivió con su madre en Hawaii, su abuelo materno Stanley (un hombre de izquierdas también) le puso como tutor personal durante ocho años a Frank Marshall Davis, un periodista en la lista de peligrosidad del FBI y con el carnet No. 47544 del Partido Comunista de los Estados Unidos.

Ya en la universidad, se relacionó y trabajó con profesores marxistas y activistas como Bill Ayers que incluso participaron en atentados terroristas contra el Pentágono. Y los hechos que nos presenta el gran trabajo de D´Souza son muchos más. Sin duda vale la pena verlo.
La gran pregunta es: ¿quién está sentado en el Despacho Oval?


©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 8 de febrero del 2015)