Esteban Torres Cobo

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Del bar al teatro

Confieso que sentí frustración cuando hace algunos días comprobé frente a la pantalla del computador que se habían agotado las entradas para un concierto al que había planificado asistir. 

Habían volado en cuestión de minutos el mismo día que salieron a la venta y yo, confiado e ingenuo, pensé que no iba a tener problema si las compraba unos días después. Terrible error.

El concierto iba a ser (o va a ser, mejor dicho) un tándem magnífico entre el afamado venezolano Gustavo Dudamel, director de Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y de las sinfónicas "Gotemburgo" y "Simón Bolívar", y el consagrado pianista argentino Daniel Barenboim. 

Osea, un conciertazo con el componente más exquisito que tiene la música clásica latinoamericana en estos momentos (sin olvidar al tenor Juan Diego Flórez, por supuesto). Lo lógico y "noble" sería presumir de que fui al evento y no contar que me lo perdí, pero mi cargo de conciencia me obliga a hacer un mea culpa público.

Eso, sin embargo, solo clarifica la estupenda industria del espectáculo que reina en las grandes metrópolis del mundo. 

Es que al menos en Londres se consume tanta cultura como cerveza. Los pubs se llenan todas las tardes, pero también los teatros, los cines, los museos, las galerías y hasta la pequeñas exhibiciones que montan artistas emergentes. Hay para los gustos y para todos los bolsillos.


Una vez pasado el umbral del desconocimiento, un artista hasta puede vivir haciendo lo suyo sin tener que alternar con algo más que le permita subsistir. Pero claro, eso se da por que hay quien lo demande y lo disfrute. 

Es un proceso que se nutre de la salud económica de los individuos que viven o de que aquellos que visitan una ciudad (si esta se hace atractiva al turismo). Es simple: con más riqueza, más cultura disponible y, por ende, consumible. La verdad es que poco cuenta el dirigismo estatal en esta ecuación, es algo espontáneo que florece cuando hay condiciones.

Artículo publicado en el Diario el Heraldo (domingo 6 de diciembre de 2015)