Esteban Torres Cobo

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Cuando el correísmo era popular

El correísmo no siempre fue impopular en la opinión pública como hoy. 

Hace varios años fue una fuerza imparable que caló en la mente de ricos y pobres, de intelectuales y analfabetos y de políticos y 'apolíticos'. 

Fue el vivo ejemplo de la "izquierda exquisita" que describió Tom Wolfe en su tiempo y que se introdujo en las frágiles cabezas de periodistas, empresarios, académicos, activistas y todo lo que se imagine. 

La fascinación era general y la idea de derrumbarlo todo para refundar el Ecuador reclutó a insospechados personajes. Fue un vendaval.

Sin duda eran momentos de oro para el correísmo porque lo popular era, precisamente, ser correísta. Las fotos abundaban y locos eran los que se oponían al novedoso cambio y advertían sus riesgos y desviaciones. 

Pero esos locos existieron. ¿O ya se olvidaron de Edgar Terán Terán en el 2006? 

¿O de los 57 diputados destituidos el 2007? El primero fue una de las pocas voces que siempre dijo de frente y sin miedo lo que vendría. Lo que dijo se cumplió y vaya que lo pagó caro: perseguido, exiliado e incomprendido por muchos.

¿Y los 57? ¿Acaso no fueron condenados por la prensa y la propia sociedad por oponerse al ilegal proceso que originó todo este despelote y derivó en el motor más poderoso del correísmo, la Constitución de Montecristi? 

¿Acaso casi no mueren linchados por las turbas que cercaron el Congreso?

Hoy el escenario ha cambiado. El correísmo ya no es popular en la opinión pública y con el líder en retirada en poco tiempo veremos a todos recelar su participación en algún episodio de su coronación. 

Pero si bien a la historia hay que superarla, no hay que ser ingenuo y olvidarla. 

Porque en periodos de agitación electoral donde nadie quiere admitir que participó, financió o contribuyó con árbol que hoy parece caído se cuentan con las manos los que no ayudaron a plantarlo. Hay pocos fariseos libres de pecado que sí pueden lanzar la primera piedra. Eso sí, lo que abundan son pajizos rabos que no aguantan candela.

© Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 27 de diciembre del 2015)