Cuando el correísmo era popular
Hace varios años fue una fuerza imparable que caló en la mente de ricos y pobres, de intelectuales y
analfabetos y de políticos y 'apolíticos'.
Fue el vivo ejemplo de la "izquierda
exquisita" que describió Tom Wolfe en su tiempo y que se introdujo en las
frágiles cabezas de periodistas, empresarios, académicos, activistas y todo lo
que se imagine.
La fascinación era general y la idea de derrumbarlo todo para refundar
el Ecuador reclutó a insospechados personajes. Fue un vendaval.
Sin duda eran
momentos de oro para el correísmo porque lo popular era, precisamente, ser
correísta. Las fotos abundaban y locos eran los que se oponían al novedoso
cambio y advertían sus riesgos y desviaciones.
Pero esos locos existieron. ¿O
ya se olvidaron de Edgar Terán Terán en el 2006?
¿O de los 57 diputados destituidos el 2007? El primero fue una de las pocas voces que siempre dijo de frente y sin miedo lo que vendría. Lo que dijo se cumplió y vaya que lo pagó caro: perseguido, exiliado e incomprendido por muchos.
¿O de los 57 diputados destituidos el 2007? El primero fue una de las pocas voces que siempre dijo de frente y sin miedo lo que vendría. Lo que dijo se cumplió y vaya que lo pagó caro: perseguido, exiliado e incomprendido por muchos.
¿Y los 57? ¿Acaso
no fueron condenados por la prensa y la propia sociedad por oponerse al ilegal
proceso que originó todo este despelote y derivó en el motor más poderoso del
correísmo, la Constitución de Montecristi?
¿Acaso casi no mueren linchados por
las turbas que cercaron el Congreso?
Hoy el escenario ha
cambiado. El correísmo ya no es popular en la opinión pública y con el líder en
retirada en poco tiempo veremos a todos recelar su participación en algún
episodio de su coronación.
Pero si bien a la historia hay que superarla, no hay
que ser ingenuo y olvidarla.
Porque en periodos de agitación electoral donde
nadie quiere admitir que participó, financió o contribuyó con árbol que hoy
parece caído se cuentan con las manos los que no ayudaron a plantarlo. Hay
pocos fariseos libres de pecado que sí pueden lanzar la primera piedra. Eso sí,
lo que abundan son pajizos rabos que no aguantan candela.
© Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 27 de diciembre del 2015)