El éxito no es fácil
Encontrar libros con recetas para llegar al éxito
profesional no es nada difícil. Les aseguro, abundan por todo lado y los venden
en cualquier estantería.
Hay tantos (así como los de vampiros) que he llegado a
creer que el verdadero secreto para llegar al éxito profesional es, precisamente,
escribir un libro sobre el éxito profesional.
Pero bueno, si bien este tipo de
literatura no deja de ser ligera y de fácil lectura, muchas veces tiene aportes
valiosos. Uno de ellos es el que trajo el libro “Fuera de serie” de
Malcolm Gladwell (“Outliers” en inglés) hace algunos años.
En ese libro,
Gladwell dice que el éxito se obtiene aprovechando las circunstancias que conforman
nuestro entorno y trabajando mucho. Expone como la cultura, el lugar y año de
nacimiento y una serie de factores son determinantes para que alguien sea
exitoso. No basta con ser talentoso e inteligente, sino que la mayoría de veces
el repunte crucial se da aprovechando las circunstancias de nuestro
entorno.
Bill Gates, por ejemplo, no hubiera llegado a dominar la
industria del software si en su ciudad no se encontraba una de las pocas
computadoras que existían ese tiempo en todo el mundo. Gates terminaba sus actividades
académicas y se pasaba programando y escribiendo códigos. Desde los 13 años
sacrificaba noches de sueño y madrugadas haciendo lo que pocos podían hacer. Solo
así pudo vender su primer programa operativo antes de los 25 años y tomarse
toda la industria años después.
Y así como Gates, el autor menciona las historias de los
Beatles, de Tiger Woods y de otros personajes más que llegaron a ser los
mejores en su ámbito luego de mucha práctica. Lo que lo lleva a subrayar el
otro ingrediente del éxito: la regla de las 10.000 horas. Según él (y lo
demuestra en el libro) se necesita ese número de horas para ser exitoso en
cualquier campo.
Practicar algo o trabajar en algo por 10.000 horas nos hace
expertos y es más importante para el éxito que el talento o la inteligencia. Una
regla que, matemáticamente, se puede lograr con 20 horas de práctica a la
semana durante un periodo de 10 años. En definitiva, la práctica consciente de
alguna actividad durante mucho tiempo y la maximización de las circunstancias
de nuestro entorno son los verdaderos ingredientes del éxito. El talento, la
genialidad y la “iluminación” repentina no son tan importantes como creíamos.
©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (mar 19 de
noviembre de 2013)