¿Se desgarrará el músculo?

Hace algunos días se aprobó la proforma presupuestaria 2014 del Ecuador, la programación cuatrianual 2013-2017 y el límite de endeudamiento de nuestra economía. La misma que no contó con la aprobación de todos los votos de la mayoría gobiernista (probablemente por el ajetreo de las elecciones) y que se logró, únicamente, con 78 votos afirmativos de los más de 105 con los que cuenta el gobierno.

Las cifras de gasto estatal cada vez son más altas, eso es innegable. El crecimiento del Estado es constante y evidencia lo que sabemos desde el 2007: que el gobierno le apuesta todo al motor estatal. Le ha confiado toda la responsabilidad del desarrollo del país a un solo músculo de la economía (muy cuestionado, por cierto) y ha decidido no confiarle el desarrollo al músculo privado. Ese sí más duradero y con un efecto multiplicador de riqueza profundo cuando se le permite trabajar en libertad.

Está probado que los países que confían en el sector privado y lo dejan desarrollarse sin intervencionismos se mantienen robustos por más tiempo, generan más riqueza y terminan con la pobreza más rápido. Inclusive, la influencia del músculo privado que ha podido trabajar en total libertad, por lo menos durante algunas décadas, logra permanecer en el tiempo a pesar de fuertes intervencionismos. Esos son los casos de países como los nórdicos (Suecia, Noruega, etc.) y hasta de los mismos Estados Unidos de América. Hace varias décadas construyeron las condiciones productivas que hoy todavía les permiten generar riqueza e innovación, a pesar de tener pesados Estados, con ramificaciones en todos los sectores económicos.

En la proforma presupuestaria del 2014 se prevé que el PIB se incrementará hasta los 98.896 millones de dólares, que la inflación decaerá y que crecerá la producción de crudo. Sin embargo, existen dos números preocupantes: el déficit de 4.943 millones y el nivel del endeudamiento que tendremos en el 2017 (38% del PIB).

El déficit es preocupante porque el gobierno deberá cubrir ese monto endeudándose en el extranjero o recaudando más impuestos. Ya se le han cerrado varias puertas en el pasado y actualmente pagamos cuentas con el dinero que nos prestan los “chulqueros” internacionales. Subir los impuestos, por otro lado, tiene un costo político muy alto.

Lo que sí asusta es que el gobierno piense endeudarse hasta el 38% del tamaño de la economía. Eso no puede tener consecuencias positivas y nos haría vulnerables frente a pequeñas crisis económicas, ni hablar de una como la del 2008. Con una crisis parecida no habría esguince muscular, sino desgarre con rotura de tendones.

©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (martes 26 de noviembre de 2013)

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