#ElReyAbdica
La abdicación del Rey Juan Carlos al trono de España ha impactado
nuestras últimas conversaciones. Su decisión, similar a la que ya tomaron los reyes
de Holanda, Bélgica o Luxemburgo, sí ha motivado un debate mundial sobre la
vigencia de las monarquías en nuestros tiempos y sobre su rol en la vida
política de un país.
Sospecho que sucedería lo mismo con una eventual –aunque improbable- abdicación de la longeva y vital Reina de Inglaterra (esa sí, al parecer, más resistente que Rambo).
Sospecho que sucedería lo mismo con una eventual –aunque improbable- abdicación de la longeva y vital Reina de Inglaterra (esa sí, al parecer, más resistente que Rambo).
Lejos del dilema entre monárquicos y antimonárquicos, la
presencia del Rey en el trono ha sido útil para España. Juan Carlos no ha sido
un jarrón chino en la esquina de la sala. Ha sido, por el contrario, el gran
gestor de la democracia española que, aburrida para unos cuantos, le ha
aportado más al país que una dictadura.
Quizás por eso quienes sí vivieron la dura
transición democrática hoy le reconocen y respetan. Sin embargo, nuevos retos
exigen nuevos bríos y tanto la edad del Rey como su imagen, visiblemente
disminuida por algunos escándalos, no contribuyen para tal fin. Resulta risible
que una equivocada foto cazando elefantes pudiera dar al traste con los méritos
hechos por su país. Pero claro, hoy vivimos una sociedad de falsa mojigatería que
condena imágenes (peor de famosos) fumando un habano o saboreando una copa de
coñac. ¡Imaginen si caza o si le gustan los toros! ¡Qué incorrecto!
¿Y quiénes son aquellos que agotan pulmón gritando ¡república!
en las calles? ¿Son inocentes soñadores? De allí les aseguro que pocos entenderán
realmente la valiosa palabra que exclaman, algunos hasta con evidente
comprensión. El gran peligro son otros, narcopolíticos de apariencia nihilista,
chavistas y refundadores, que ven la oportunidad de destruir la frágil paz que
hoy tiene España gracias a la democracia que un día defendió su Rey.
Javier Cercas lo dejó claro: “el dilema real de este país no es el que obliga a elegir entre
monarquía y república, sino el que obliga a elegir entre mejor o peor democracia.
O dicho de otra manera: prefiero mil veces vivir en una monarquía como la sueca
que en una república como la siria.” Yo, sin duda, prefiero una monarquía
española a una república venezolana.
© Artículo
publicado en el Diario El Heraldo (martes 10 de junio del 2014)