Tic…toc ¡apúrese corte!
La Corte Constitucional no podrá tomarse el tiempo que
quiera para resolver las enmiendas constitucionales propuestas por la mayoría
gobiernista de la Asamblea Nacional.
A diferencia de lo que sucede con sus
sentencias en casos comunes (destinadas al reposo flemático en anaqueles
burocráticos), aquí no hay posibilidades de relajación judicial. La estrategia gubernamental sobre la reelección indefinida que permita la candidatura del
presidente en el 2017 pende de esa decisión y, además, de contados meses.
Existen “tiempos” constitucionales. En primer lugar, el
artículo 117 de la Constitución (CP) prohíbe que se realicen reformas legales
en materia electoral durante el año anterior a la celebración de elecciones. Prohibición
reproducida, además, en el Código de la Democracia (Art. 7).
Consecuentemente, el establecimiento de la reelección
indefinida en el Ecuador que implicaría la reforma no sólo de la CP (Art. 114)
sino también del mencionado código (por si algún vivo piense que reformar la
constitución es una reforma “constitucional” y no una legal) deberá hacerse
hasta antes de febrero del 2016.
Ese calendario lo intuyo basado en el último proceso
electoral presidencial de febrero del 2013 y en la obligación de posesionar al
presidente el 24 de mayo del año electoral (Art. 120 CP). El mismo también
tendrá que prever una fecha para la segunda vuelta.
En segundo lugar, el artículo 441 de la CP establece la
tramitación de un proyecto (como el que se ha presentado) en dos debates
legislativos, con la condición de que el segundo debate se realice de modo
impostergable en los 30 días siguientes al año de realizado el primero. Así, el
primer debate debería llevarse a cabo hasta enero del 2015 para que el segundo
se realice en enero o febrero del 2016.
Está claro entonces que la Corte no tiene tiempo de sobra.
Sin embargo, está más claro aún, el camino que tomará. Obsecuente como ya ha
sido con la posición gubernamental en las demandas de inconstitucionalidad
planteadas contra la Ley de Comunicación y en su ligera vida institucional,
raro sería pensar que hoy se oponga a tan poderoso pedido. ¿Alguien quiere
apostar?
©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (martes 21 de
octubre del 2014)