Debate en los EEUU
A pesar de las
dificultades para verlo en el Ecuador, el primer debate presidencial de los
candidatos republicanos de Estados Unidos fue un espectáculo curioso digno de presenciar.
Entretenido y con algunos rifirrafes movidos, mostró la interesante dinámica de
estos encuentros en la democracia más famosa del mundo.
Donald Trump -como
se esperaba- copó nuevamente el escenario, el tiempo, el show y, a pesar de que
es difícil catalogarlo como uno de los ganadores del evento, mantuvo su
atractivo con las masas republicanas: actuar con desparpajo y no parecer el
clásico político de empaque perfecto.
A Trump parecería
que le sale todo bien sin intentarlo -se evidenció su claro desinterés por la
preguntas con detalles políticos específicos- que cada vez hace más honor a su
reciente apodo "Teflon Don" -el Don de Teflón- al
que aparentemente nada le hace daño.
Bush, precisamente
el que más se acerca al político de empaque perfecto, tuvo un desempeño normal,
aunque todo indica que una estudiada cautela marcará su campaña buscando,
precisamente, un desliz de Trump para retomar la delantera y ganar la
nominación.
Lo malo de Bush es que carece, justamente, de la campechanía que le
permitió a su hermano George conectar con las masas en un principio y ganar las
elecciones. Este Bush es más estilizado, recatado y aburrido.
Ese tándem poderoso,
del que seguramente saldrá el contendor de Hillary Clinton, no tiene grandes
amenazas de parte de los demás candidatos republicanos, al menos por ahora.
Creería que únicamente Walker o Marco Rubio tienen alguna posibilidad en el
futuro de meterse el pelotón ganador, especialmente Rubio luego de su filosa
actuación en el debate.
Los demás, incluso Rand
Paul que se movió bien pero actuó demasiado tenso y predecible en sus ataques a
Trump por subir puntos, no creo que entren en la recta final. Falta tiempo
todavía pero la suerte casi está echada.
Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 9 de agosto de 2015).