Sal inglesa

Cameron y Johnson, amigos y hoy rivales.
La política británica por fin se ha puesto interesante. Luego de meses de esperar que las aguas se movieran un poco (tal vez por mi ADN impregnado de sal latinoamericana) ha llegado un momento crucial para el Reino Unido: la permanencia o la salida de la Unión Europea. 

Se decidirá a través de un referéndum el 23 de junio y la campaña ya ha empezado.

El referéndum sacudirá las esferas políticas porque enfrentará a dos pesos pesados: al primer ministro David Cameron y al saliente alcalde de Londres y también parlamentario, Boris Johnson. 

El primer ministro aboga por permanecer en la Unión Europea y el pintoresco alcalde -que hoy por hoy es el político más popular de la isla- por salir de la misma.


Va a ser una dura pelea porque las encuestas no muestran una tendencia clara entre los votantes y la decisión final afectará directamente el destino de los dos. 

El primero quiere continuar en el cargo y el segundo busca sucederle lo antes posible. Lo de Boris es un desafío directo al líder para desbancarlo dentro del partido -una práctica común en la política británica que, aunque sutil, se conoce como el "golpe de estado"-.

Lo curioso es que los dos pertenecen al mismo Partido Conservador y que, con su aparente o real enfrentamiento, han logrado dejar fuera cancha a su verdadero opositor: el Partido Laborista. Lo han borrado del mapa. 

En el cara a cara de David y Boris no habrá lugar para el aburrido y poco digerible líder de los laboristas, Jeremy Corbyn.

Desde que los rojos lo eligieron hace un año, los conservadores no han cesado de utilizarlo en su provecho. Hoy incluso están a punto de virar la elección a la alcaldía de Londres -que parecía perdida- explotando sólo su mala imagen. 

Con los laboristas fuera, la pelea entre los dos amigos calienta el escenario en un año que se ve agitado.

©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 28 de febrero del 2016)


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