El alcalde musulmán

Nadie hubiera creído que, en pleno auge del radicalismo islámico y de los atentados en París y de Bruselas, un musulmán pudiera llegar a comandar la ciudad de Londres. Pero ha sucedido y me atrevo a decir que para bien. 


El suceso no es de poca importancia ni de resonancia limitada, hay que tenerlo claro. Sadiq Khan, el nuevo alcalde de la capital inglesa, puede convertirse en la voz más relevante del islam moderno y moderado en Europa. 

Su nuevo cargo le permitirá -si se lo propone, por supuesto- demostrar una cara diferente de su religión justo cuando el incomprensible barbarismo de una facción la ha desprestigiado enormemente.


Es cierto que primero tendrá que resolver los problemas que tienen los londinenses en materia de vivienda y que deberá calzar los zapatos del gran alcalde saliente, Boris Johnson, pero tiene oportunidad de hacer algo más. 

Tiene la posibilidad de llegar a una gran parte de la población musulmana europea que actualmente se encuentra aislada, auto segregada y cerrada al inevitable mestizaje cultural, donde el germen de jóvenes desadaptados e idiotas que están dispuestos a morir por tonterías es todavía rico y fructífero.

Zac en campaña junto al gran alcalde saliente, Boris Johnson. 


Londres allí tiene sus puntos a favor frente a otras ciudades como París o Bruselas y esta elección es la evidencia. Si bien el triunfo de Khan se debió más a la inutilidad del Partido Conservador de presentar un buen candidato que siguiera el legado de Boris (el que lanzaron era un frío y tieso heredero multimillonario que ni siquiera sabía sostener un vaso de cerveza), también es cierto que su voto fue transversal en todos los sectores de la población. 

La madurez política de la capital incluso condenó que en campaña se intentara asociar a un moderado como Khan con el islamismo radical con el fin de arañarle unos votos. Por lo pronto ya ha dejado un mensaje importante al asumir el cargo desde la catedral cristiana de Southwark, algo insólito.

cc) Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 8 de mayo del 2016). 
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