Maratón electoral
Lo que falta para
el domingo 19 de febrero del 2017 se parece más a una maratón de 42 kilómetros que
a una carrera de 100 metros planos.
Siete meses son mucho tiempo, más aún con
la volatilidad de la política ecuatoriana que se caracteriza por ser una guerra
de guerrillas y no una de ejércitos profesionales.
A usted, amigo
lector, que no le mienta nadie: en ese tiempo puede pasar cualquier cosa.
El nublado
panorama de candidatos presidenciales sólo se aclarará en dos momentos: cuando
se inscriban las candidaturas en octubre y cuando se vote el 19 de febrero del
2017.
Encuestas hechas a la medida de los candidatos no sólo se venden aquí
sino en todo el mundo y cada vez fallan más en acertar el resultado preciso.
Descubren tendencias, intenciones, percepciones pero lo que finalmente hará un
votante es incierto. Está demostrado, además, que la mayoría decide su voto el
momento que está en la fila para votar y que lo hace basado consideraciones más
emotivas que racionales.
Todavía puede ser Correa el candidato del oficialismo y ahí sí patear el tablero político de verdad. Todavía puede desmoronarse la opción oficialista y, por qué no, todavía
pueden enfrentarse dos candidatos no oficialistas en segunda vuelta.
La
incertidumbre es menor en la elección de asambleístas porque allí, debido a los
métodos matemáticos de asignación de escaños, el pronóstico de ganadores es más
fiable. Y, de lo que sabemos hasta ahora, ningún grupo político logrará una
mayoría absoluta así que habrá un parlamento fragmentado.
Incluso el propio
periodo de campaña es una confusa media maratón, con un pique final en las
últimas dos semanas. En todo caso, la calentura electoral que todos esperábamos
por fin ha llegado y los principales jugadores del tablero están
moviendo sus fichas. ¡A preparar el canguil para el show!
cc) Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 10 de julio del 2016).