La casa de las palabras

Visitar la sede de la Real Academia Española y tener una charla con José Manuel Blecua, su actual director, fue un sueño hecho realidad. No sé si ustedes aprecian tanto como yo la belleza del español, esa lengua nuestra tan compleja y rica que no está escrita en piedra sino que evoluciona y se adapta constantemente. 

A Blecua, cultísimo hombre de algunos años y amante de la obra de Garcilaso y Pérez Galdós, un grupo de jóvenes le bombardeó con variadas inquietudes que el sabio director supo responder con la altura de su formación y experiencia. Eso sí, haciendo honor a su cargo, exigió precisión absoluta en el uso del lenguaje y varias veces pidió que las preguntas fuesen reformuladas. Para qué decir más: se trató de una mañana única de aprendizaje. 

El poderío de la RAE se manifiesta en las 500 millones de visitas que su sitio web recibe al año. Una muestra de la magnitud que tiene el español en la sociedad actual. En dicha web se han incorporado dos joyas: el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española y el Diccionario Etimológico Castellano e Hispánico de Corominas/Pascual. Según Blecua, hoy se ha roto el tiempo y el espacio. En estos días alguien en bata puede trabajar desde su casa con más recursos con los que contaba un erudito hace años. Antes sólo un cardenal del renacimiento tenía acceso a todas las obras latinas y ahora, desde la computadora, usted puede comparar el Diccionario de Corominas/Pascual (el más importante de todos, según el director) con el Quijote de Cervantes. En ese diccionario aparecieron las palabras españolas por primera vez. 

La RAE, además, trabaja constantemente en la evolución del español. Diariamente recorre periódicos de todo el mundo recopilando palabras que no están en el diccionario, las examina y evalúa su dispersión en cada país. Así, sabe cuando fue la primera vez que una palabra vio la luz, su frecuencia absoluta y relativa y su territorialidad. Se estudian los "préstamos en la lengua" como los antropónimos (frecuentes con los nombres de políticos) y las formas inglesas que penetran nuestro lenguaje y toman formas hispánicas (googlear, tuitear, etc) hasta que finalmente se los incorpora al diccionario o se los desecha. 

El encuentro permitiría escribir varios artículos más, sin embargo, mencionaré un tema crucial: Blecua se rió de la ignorante confusión generada entre sexo y género que ha provocado los "masculinos" y "femeninos" en cada palabra cuando, según la correcta gramática, la forma lo cubre todo. Sabemos que esta estupidez lingüística está presente en nuestra Constitución y que incluso ha sido llevada al extremo por el inefable Nicolás Maduro con su gracioso "millones y millonas". La RAE ha tratado extensamente esta problemática en un capítulo sobre la morfología del género. Según el director, ese recurrente error es el producto de una defectuosa enseñanza primaria, donde se deberían enseñar estos aspectos básicos y así evitar lamentaciones posteriores.

©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (martes 1 de julio del 2014)
Anterior
Anterior

Nuevos y raros derechos

Siguiente
Siguiente

El imperio de la moda