La pelea del siglo

En pocos días presenciaremos uno de los eventos más esperados de la última década: el encuentro
 entre Floyd Mayweather y Manny Pacquiao. 

Si usted es fanático del buen boxeo, del deporte clásico (no de esa abominación llamada artes marciales mixtas o UFC donde se dan golpes en el piso, haciendo cucharita uno sobre otro y sangrando como si estuvieran en una película de Freddy Krueger), entenderá a lo que me refiero. El boxeo es historia y poder, como ningún otro deporte.



El lugar que hoy ocupan estos dos boxeadores alguna vez lo tuvo el gran Mohamed Ali, Sugar Ray Leonard o Joe Louis, al menos en el imaginativo mundial. Es que, sin lugar a dudas, el boxeo continúa siendo el rey de los deportes y el más interesante de todos.

¿Cómo, en pleno siglo XXI, todavía veneramos a dos sujetos que se calzan a golpes en un cuadrilátero? Porque en esta época de sensibilidades estúpidas y defensores gratuitos de causas sin sentido, donde se condena a los aficionados a las corridas de toros y a las peleas de gallos, una pelea deportiva entre dos púgiles debería levantar todas las alarmas.

Deberíamos ver a gente marchando sin cesar y a colectivos lanzando pintura a los boxeadores por exponer sus cuerpecitos a golpes innecesarios que lesionan su dignidad humana.

Deberíamos ver a legisladores haciendo leyes que prohíban los espectáculos donde individuos de carne y hueso, ciudadanos civilizados que conocen sus derechos y duermen temprano luego de tomar chocolate caliente, se tiren jabs y ganchos con la única finalidad de entretener a enfermos aficionados que vitorean ansiosos desde las gradas. ¿O no?

Al parecer la ridiculez todavía no se ha expandido al boxeo (por suerte, porque sería el colmo). Esta pelea nos permitirá ver la grandeza del deporte que prueba física, intelectual y espiritualmente a los mejores y más rentables peleadores del mundo. En menos de una hora se movilizarán 1000 millones de dólares y se espera una revancha en el futuro aún más jugosa.

©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 26 de abril del 2015)
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