Lágrimas que dicen mucho
Las lágrimas son inevitables en ciertos momentos,
y abundan en situaciones tan estremecedoras como cuando se ve a un padre
enterrar a su hijo.
Si no lo han visto, tienen que hacerlo, porque representa
mucho más de lo que parece. El video de la entrevista realizada por el canal
NTN24 a un pobre hombre colombiano de la localidad del Carmen de Bolívar es
estremecedor.
Su hijo, el soldado Oscar David Blanco, falleció abatido con explosivos,
granadas y armas de fuego, por miembros terroristas de las FARC mientras se
resguardaba con otros 10 compañeros en un coliseo ubicado en el departamento
del Cauca.
Sí, los delincuentes campean y matan libremente en poblados, mientras
a miles de kilómetros más allá, en la Habana y paseando apacibles en yate y fumando habanos, sus jefes negocian “la paz” con el socarrón y tembleque
gobierno de Santos.
Momentos antes de romper en llanto frente a las cámaras, el
humilde padre hace un llamado al expresidente Uribe, conminándole a que le
acompañe en el sepelio de hijo.
Textualmente dice: “quiero mandarle un mensaje
al doctor Álvaro Uribe Vélez para que me acompañe en el entierro de mi hijo.
Que el pueblo lo pide, lo reclama. (…) Que acompañe a este padre que le ha
dolido la muerte de su hijo. ¡Que no me desampare! ¡Que no me deje solo!”
El hombre no llamó a Santos ni a Vargas Lleras: llamó a
Uribe. En sus momentos más duros, se acordó del líder que le vendió la guerra y
no de los seudopacifistas de cocteles y cafetines que le venden una imposible
paz.
Que parece, además, envuelta en una negociación sin más final que el de
las botellas de ron y los cohibas devorados por sus férreos y tranquilos
negociantes.
Es que con los terroristas no se puede negociar, y Uribe se ha
ganado honores como éste por ser coherente con sus ideas.
No se dejó timar por lo terroristas y casi los erradicó. Le
faltó tiempo, pero no claudicó. Y sigue peleando y cuestionando la supuesta paz.
©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 19 de
abril del 2015)