Lágrimas que dicen mucho
Como decía Charlotte Brönte, también novelista como su
hermana Emily, el llanto siempre ha sido una señal de que estás vivo, más que
una indicación de debilidad.
Las lágrimas son inevitables en ciertos momentos,
y abundan en situaciones tan estremecedoras como cuando se ve a un padre
enterrar a su hijo.
Si no lo han visto, tienen que hacerlo, porque representa
mucho más de lo que parece. El video de la entrevista realizada por el canal
NTN24 a un pobre hombre colombiano de la localidad del Carmen de Bolívar es
estremecedor.
Su hijo, el soldado Oscar David Blanco, falleció abatido con explosivos,
granadas y armas de fuego, por miembros terroristas de las FARC mientras se
resguardaba con otros 10 compañeros en un coliseo ubicado en el departamento
del Cauca.
Sí, los delincuentes campean y matan libremente en poblados, mientras
a miles de kilómetros más allá, en la Habana y paseando apacibles en yate y fumando habanos, sus jefes negocian “la paz” con el socarrón y tembleque
gobierno de Santos.
Momentos antes de romper en llanto frente a las cámaras, el
humilde padre hace un llamado al expresidente Uribe, conminándole a que le
acompañe en el sepelio de hijo.
Textualmente dice: “quiero mandarle un mensaje
al doctor Álvaro Uribe Vélez para que me acompañe en el entierro de mi hijo.
Que el pueblo lo pide, lo reclama. (…) Que acompañe a este padre que le ha
dolido la muerte de su hijo. ¡Que no me desampare! ¡Que no me deje solo!”
El hombre no llamó a Santos ni a Vargas Lleras: llamó a
Uribe. En sus momentos más duros, se acordó del líder que le vendió la guerra y
no de los seudopacifistas de cocteles y cafetines que le venden una imposible
paz.
Que parece, además, envuelta en una negociación sin más final que el de
las botellas de ron y los cohibas devorados por sus férreos y tranquilos
negociantes.
Es que con los terroristas no se puede negociar, y Uribe se ha
ganado honores como éste por ser coherente con sus ideas.
No se dejó timar por lo terroristas y casi los erradicó. Le
faltó tiempo, pero no claudicó. Y sigue peleando y cuestionando la supuesta paz.
©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 19 de
abril del 2015)