Optimistas bien formados
No hay duda que
al Ecuador se le ha juntado todo lo malo este año.
Posible erupción del
Cotopaxi y venida del Fenómeno del Niño, fuerte crisis política interna, enfriamiento
de nuestro seudo socio chino, pocos ahorros y, lo peor de todo, baja del
petróleo -se prevé su precio en el rango de los veinte dólares por los siguientes dos años.
Algunas
cosas nos las esperábamos pero otras si que han llegado de sorpresa.
Podríamos
comparar nuestra situación con la del pobre individuo desprevenido al que le suena
la alarma de emergencia mientras descansaba relajado en el inodoro de su casa.
Un
ejemplo clásico, solo que, en este caso, la emergencia resulta ser el
hundimiento del Titanic y nuestro malaventurado amigo tiene la profesión de
violinista.
Por si Usted es una
de las cuatro personas que no ha visto esa película, le recuerdo que los
violinistas acompañan al famoso barco al fondo del mar. Y no, no se sospecha
que fueron a buscar peces fosforescentes sino que probablemente fueron
devorados por ellos.
Pero no se todo
se trata de ser pesimistas sino mas bien optimistas bien formados, como decía
el escritor Antonio Gala.
Ya escuchó bien: optimistas bien formados, así que
póngale alegría y ánimo que de esta salimos. Y si no me cree es porque es un
iluso y un vendepatrias.
¿O no escuchó que
el gobierno ya abrió los brazos a la inversión extranjera y de yapa también dio
confianza a los productores nacionales? ¿O que definitivamente retiró los
proyectos de herencia y plusvalía y que no los presentará nunca más?
Tenga confianza,
¡esa es la varita mágica! Basta el solo anuncio cuando el agua nos llega al
cuello para salvar todo.
No importa que durante ocho años hayamos hecho todo lo
contrario. Con éste llamado verá que vienen fábricas y plantas de producción
por montones. ¡Es así de fácil! Iluso...
Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 20 de septiembre de 2015).