El debate
Contrario a lo
que he leído en medios y la cantidad de reacciones en redes sociales, a mí sí
me gustó el "Debate Económico".
Sé que a la mayoría le molestó el
formato prefabricado para favorecer al presidente -y los entiendo- pero, ¿qué
esperaban? ¿que se autoflagele en un paredón para gusto de los televidentes?
Creo, incluso, que
debemos rescatar el hecho de que un presidente en funciones se siente a debatir
con opositores -al menos dos muy frontales en sus tesis económicas- en señal
abierta. Eso hay que reconocerlo.
Es que, vamos, se puede criticar a Correa por
ser intransigente con la crítica y hasta un poco fanático de la opinión única,
pero tampoco vemos a muchos presidentes debatiendo en periodos no electorales
en televisión nacional. Eso fue un mérito de su parte.
Ahora bien, la
prefabricación del escenario se destruyó en gran parte gracias a las
contundentes intervenciones de Dahik y Pozo.
El primero se destacó por su
dominio de la economía y afamada habilidad para explicar complejidades con ejemplos
accesibles a todos y, el segundo, también por su amplio conocimiento de la materia -todavía fresco para nosotros, además, por su excelente desempeño como
ministro hace más de una década.
Evidenció no estar a la altura de Dahik, Pozo o Correa en
economía pero decidió, hábilmente, atacar al presidente por el lado político y no
le fue mal.
Su clara y reciente cercanía con él permitió que le cuestione y le provoque como lo hace un ex pana, algo más difícil para los otros invitados.
Su clara y reciente cercanía con él permitió que le cuestione y le provoque como lo hace un ex pana, algo más difícil para los otros invitados.
Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 2 de noviembre de 2015)