El año más duro
Maduro, Cristina, Evo y Correa. |
Somos presas fáciles de los ejemplos
simples, admitámoslo, y creemos que porque Maduro está acorralado o porque el
kirchnerismo dejó el poder una ola de cambio librará por fin a Latinoamérica
del nefasto socialismo del siglo XXI. El escenario, sin embargo, es incierto.
Veamos lo que
pasó con las enmiendas. Lo que en teoría iba a ser el punto más delicado para
el oficialismo luego de las elecciones del 2014 no levantó el interés ciudadano
que se esperaba.
Según algunas encuestas, menos del treinta por ciento de la
población realmente entendió lo que significaban y le dio algo de importancia a
su desenlace.
Estoy seguro de que más interesados tuvo el caso judicial del
expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol que una mayoría de 'vivos'
cambiando la Constitución sin consulta popular.
Las prioridades
están en otro lado -y el gobierno lo sabe. Están en los padres y madres de
familia que no saben si habrá dinero mañana para pagar la comida de sus hijos y
los gastos de la escuela. O en aquellos que no saben si el próximo mes serán
despedidos.
Por eso, sólo un
reto tiene que superar el gobierno si no quiere desplomarse como los chavistas
venezolanos: mantener a flote la economía hasta febrero del 2017, cuando vayamos
a las urnas nuevamente.
Si lo consigue tendrá posibilidades de participar con
éxito pero, si no lo logra, no sólo que se irá para no volver sino que quemará
su fusible más valioso: la popularidad del presidente Correa. Y ese activo es
crucial (hasta Cristina Fernández se ha ido con su 50% de popularidad intacto).
©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 13 de diciembre del 2015)