Lula acorralado

Dicen que cuando se ve a un gigante hay que fijarse antes en la posición del sol, no vaya ser que se trate simplemente de la sombra de un enano. 

Lo que no se dice es que hoy por hoy la tierra por excelencia para admirar enanos al descubierto es Brasil. ¡Y qué enanos! Porque no estamos hablando del ficticio Tyrion Lannister sino del real y conocido Luis Ignacio "Lula" da Silva.

Es que Lula resultó ser eso: un enano descubierto. 

Si no lo era cuando ejerció de presidente y se convirtió en uno de los líderes más populares del mundo, así ha quedado revelado luego del dejar el poder. 

Atrás quedó el dirigente obrero que luego de varios intentos llegó a la presidencia de la manera más romántica. El que recibió todas las condecoraciones e inspiró películas, libros y movimientos sociales. 

El gran guía de la manada socialista que ha dominado del poder en Latinoamérica por varios años y que incluso se dio el lujo de escoger y reelegir a Dilma, su sucesora.

Es que Lula era el Brasil, y el Brasil era Lula. Al menos esa imagen la veíamos desde afuera. 

Hoy, verlo acorralado por la trama de corrupción que desenmascara el juez Sergio Moro -en la cual al parecer ha sido capo mayor- es sorprendente. 

Se están cortando más cabezas que en una fiesta de Calígula y, llámenle un héroe o un villano, pero lo cierto es que Moro no parará hasta obtener el trofeo mayor. Y le falta poco. A sus ajusticiados hasta ofrece rebajarles la pena si le entregan al jefe y las verdades ocultas siguen brotando hacia la luz.

Lula, el redentor moderno del Brasil de los pobres, está acorralado. La infalibilidad de la se creía investido le hizo pensar que lo obvio no se descubriría o, peor aún, que quizás se le pasaría por alto, pero Moro se ha atravesado en su camino. 

Seguramente habrá un nuevo cántico: "¡Alerta! ¡Alerta! Alerta que camina, la toga del juez Moro, por América Latina!" Qué novela, señores. 

©Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 20 de marzo del 2016)


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