Guillotinas y revoluciones
Ese día se les
olvidó afilar la cuchilla de la guillotina. Tres veces cayó sin éxito sobre la
cabeza del cura revolucionario Chalier hasta que el torpe verdugo tuvo que
terminar el sangriento espectáculo con un sablazo fulminante. Era la respuesta
de la ciudad de Lyon a la revolución que llevaban a cabo desde París los
jacobinos en la Asamblea Nacional francesa.
En los días de la
revolución algunas poblaciones todavía se resistían a esa marea de falsa
renovación que cambió todo para no cambiarlo nada, como generalmente son las
revoluciones. Lyon era el último bastión importante de la resistencia y,
naturalmente, la respuesta de la capital no podía esperar.
En un arrebato de
ira, la Asamblea le declaró la guerra y decretó, textualmente, que la ciudad
fuese devastada, destruida y que nombre de Lyon se borrara del índice de
ciudades de la República. El sexto punto de este decreto poco conocido por la
historia ordenó, además, que sobre las ruinas de Lyon se erigiera una columna
que anunciara a la posterioridad los crímenes y el castigo a esta ciudad
realista con una leyenda que dijera: "Lyon hizo la guerra contra la
Libertad. Lyon no existe."
cc) Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 25 de septiembre del 2016).