La importancia del primer discurso
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Quizás muchos no
sospechen la importancia que tuvo el primer discurso de Lenín Moreno como
Presidente de la República.
Algunos habrán visto partes de él en televisión o
quizás sólo pequeños resúmenes en los noticieros. Sin embargo, lo que sucedió esa
mañana en el Palacio Legislativo fue profundo, muy profundo.
En primer lugar:
el momento. Lenín dio el discurso cuando Correa ya había salido del lugar. Tuvo
libertad total. Pudo decir lo que quería sin ataduras, barreras o preocupación
de molestar a quien, minutos antes, le había entregado el poder.
Desconozco si
el expresidente conocía o no el contenido de antemano, pero el hecho de que no
esté ahí cambió todo.
Segundo: el
vuelco del escenario. Hasta que Correa salió, el lugar le perteneció por
completo. Era el líder absoluto. El único sol en la sala.
Sus partidarios (que
colmaban las sillas y las barras) nunca dejaron de vitorearlo y llorarlo. Era
muy incómodo ver al nuevo presidente reducido a un papel secundario, casi como
un mero testigo de la gloria de su antecesor. Hasta ahí, pocos habían sido los ¡Vivas!
a su favor.
Pero, nuevamente,
el discurso cambió todo. Con una buena apertura y un desenlace fresco y
diametralmente diferente a lo que estábamos acostumbrados se hizo dueño del
lugar.
Incluso se ganó el aplauso unánime (oposición incluida) cuando defendió
la dolarización, la libertad de prensa, la crítica constructiva y rotundamente negó
que vaya a existir una moneda paralela.
Lo último: el
mando. Moreno les hizo saber a los suyos quién iba a mandar desde ese momento. No
guardó críticas a la gestión pasada y reiteradamente pidió apertura, diálogo y
cambio.
Repitió esas palabras sin cesar. Fue un mensaje claro a sus coidearios
que, conscientes de lo que pasaba, no se mostraban cómodos. Dejó sin piso a los
extremistas del oficialismo y de la oposición y demostró quien estará al
frente.
Con el discurso
ganó ya el primer round. Ahora se verán las acciones y la fortaleza de ese discurso
en la realidad. Porque, del dicho al hecho hay mucho trecho.
Artículo publicado en el Diario El Heraldo (28 de mayo de 2017).