Impuesto al Patrimonio
No existe peor
impuesto que el grava el patrimonio. No se le acerca ni de lejos el impuesto a
la salida de divisas (ISD) o el nefasto anticipo del impuesto a la renta.
El
impuesto al patrimonio es, sin lugar a dudas, el peor de su clase y el que
manda el mensaje más infame a los ciudadanos. A todos, sin excepción, les dice:
"no progreses, no crezcas, no avances. Si lo haces, escóndete que te caigo
con todo".
Por eso molesta
que su implementación haya sido propuesta por Alianza País como pregunta dentro
la próxima Consulta Popular. Sólo a mentecatos llenos de malicia se les podría
haber ocurrido semejante disparate.
Espero, por el bien del país, que las voces
pensantes de esa organización reculen y no insistan en un atraso que mandaría
la señal más funesta para todo aquel que quiera invertir y progresar en el
Ecuador.
El presidente
tiene, por lo demás, la obligación de no aceptar tal propuesta dentro la
Consulta que propondrá en los próximos días.
Vivimos todavía momentos muy
complicados y se debe cuidar cada detalle con precisión napoleónica. ¿Cómo se
puede por un lado abrir diálogos con sectores productivos y, por otro, clavar
el impuesto más infeliz en la espalda de todos?
España ha
discutido abiertamente eliminarlo de una vez. 26 de los 28 Estados de la Unión
Europea no tienen este impuesto. Casi nadie lo tiene en Latinoamérica.
¿Para
qué se lo propone? ¿Para aglutinar y contentar a los sectores más trogloditas
de la izquierda correísta? ¿Para sacar más dólares a los flacos bolsillos
ecuatorianos? Presidente Moreno: ¡no acepte la propuesta!
Artículo publicado en el Diario El Heraldo (domingo 1 de octubre del 2017)