La importancia de la educación
Una enseñanza
podemos sacar de los resultados de las recientes elecciones catalanas: la
educación importa.
No hay que subestimarla y, de hecho, es momento de que
revisemos los textos escolares estatales a los que tienen acceso los niños
ecuatorianos para verificar que estén aprendiendo lo que tienen que aprender.
En Cataluña, una
región que siempre fue incómoda para España pero que al mismo tiempo fue
estimulante culturalmente y, por supuesto, económicamente imprescindible,
existió un abandono y desentendimiento por parte de las autoridades aparcadas
en Madrid y de sus cómodas élites.
Durante años fue mejor darles completa
autonomía y libertad a Pujol y cía. con tal de que no molesten como sí lo han
hecho recientemente sus cojos cachorros.
A pretexto de
completa libertad, Madrid descuidó la creación en laboratorio de al menos dos
generaciones de independentistas convencidos a los que les enseñaron en la
escuela que España era todo lo malo y que ellos eran todo lo bueno.
Los
independentistas, por supuesto, triunfaron en su cometido y parieron toda una
muchedumbre que, incluso luego del fiasco de la Declaratoria de Independencia
-probablemente una de las estupideces más supinas con las que empieza el Siglo
XXI- sigue votando por tonterías. Y son en su mayoría jóvenes, más triste aún.
Es cierto, sí,
que Inés Arrimadas y Ciudadanos ganaron las elecciones, pero con sus números no
podrán formar gobierno porque los independentistas son mayoría nuevamente en el
Parlamento.
¿Por qué les siguen votando entonces, es la gran pregunta? ¿Por qué
hacerlo si han sumido en la crisis a su región y han espantado a todos quienes
les daban empleo?
No hay otra razón más que porque están educados en esas
tesis. Porque a pesar de que al frente tengan a bufones, por el bufón votarán.
Porque ese está de su lado. La educación importa.